miércoles, 27 de junio de 2012

Un Toche, Otro Toche, Mas Toche, Otra Toche, Una Toche.


- Y... Este Toche?


Don Gonzalo Picón Febres.


La herencia intelectual de Gonzalo Picón Febres ha significado un rico aporte al panorama de las letras nacionales. El estudio y valoración de su ensayistica histórica y critica así como de su poesía y narrativa continúan siendo una gran deuda de los estudiosos venezolanos.

Su perspectiva analítica y sus obras de creación fueron postergadas en el reconocimiento de sus contemporáneos, al menos en el país no hubo la entusiasta recepción que disfrutaron otros autores del momento, cayendo sobre él una "conspiración de Silencio" ...


En el extenso y polémico panorama de las letras venezolanas de fines del siglo XIX, el nombre de Gonzalo  Picón Febres posee un lugar de privilegio. No es éste producto del reconocimiento o valoración que el autor disfruto en vida, sino al contrario, por el silencio que en el momento se posó en sobre buena parte de su producción intelectual, que traspasa con una dinámica constante hacia los primeros años del siglo XX.


Desde luego, es necesario acotar que el ejercicio poligrafico que caracteriza a muchos de los más brillantes intelectuales de aquella época tiene en Picón Febres un modelo singular: Ensayista, Poeta, Narrador y crítico literario. Su obra esta marcada fundamentalmente por un ideario nacionalista, que expreso de manera constante en las distintas facetas de su dilatada trayectoria intelectual.


PANORAMA Y ENTORNO.



Nacido en Mérida durante el desarrollo de la  Guerra Federal  (1859-1863), Gonzalo Picón Febres se formo inicialmente en su ciudad natal para luego trasladarse en plena adolescencia a la capital venezolana a continuar estudios universitarios. Los acontecimientos que se suscitaron en el país luego de la firma del  Tratado de Coche  (1846) que puso fina la Guerra Federal, Llevaron al escenario político nacional a  Antonio Guzmán Blanco , quien asumió el poder desde 1870, manteniéndose en él hasta 1884, a través de dos periodos que siguen valorándose, en el balance histórico venezolano, entre los mas polémicos.




Por un lado se insiste en el caracter «modernizador» de su proyecto politico amparado en el favorecimiento del capitalismo como norma garante del progreso materias, y en el positivismo como la nueva «ciencia» que vendría q impulsar al pais por los caminos del orden y el progreso. Es asi como se justifica un proyecto ideológico que intentaba asimilar las condiciones especiales de Venezuela luego de la guerra, para el orden; era imperante un consenso de paz para cimentar un proyecto educativo y adelantar simultáneamente el desarrollo material.

La filosofía positiva se impone en el pais a partir de 1870 y desde el ambito universitario.  Adolfo Ernst (1832-1899) y  Rafael Villavicencio (1837-1920) fueron los encargados de impartir las catedras de Historia Natural y de Historia Universal respectivamente; ambos echan las bases de la primera generacion positivista Venezolana. Y son los destinados a velar por el desarrollo efectivo de aquella doctrina filosófica en el nuevo sistema educativo que comienza a generarse desde la Universidad de Caracas. Esta atmósfera habira de trascender las aulas universitarias para impregnar relativamente todos los ordenes de la vida nacional. Esto involucro la prensa, fundamentalmente El Cojo ilustrado (1892-1915), hasta organizaciones academicas como la «Sociedad de Ciencias Fisicas y Naturales» Fundada en 1863,   la Sociedad de amigos del Saber  (1877), la Sociedad de amigos del Saber(1882) y la Academia Venezolana de la Lengua(1883).

Este es el periodo cuando se gestan de Manera colectiva las promociones intelectuales más importantes del pais cuya hegemonía, fundamentalmente en relación al pensamiento y a la literatura, habría de acentuarse y de consolidarse desde entonces y hasta los primeros años del gomecismo.

El positivismo  abrio una cauce a los escritores hacia un plano de mayor conciencia, es decir a la justificación del por qué y el para qué de su trabajo creador; por ello, el planteamiento de lo nacional aparece matizado por asimilaciones que ameritaban ser mostradas tal y como eran en la realidad.

Es asi como se imponen los intendos de radiografiar la realidad circundante, aun cuando resulte de manera abrumadora, imperfecta y cruel; con ello el artista se distancia de una supuesta evasión con los románticos, en el mismo contexto historico y en no pocos casos, postergaban -conscientes o no- lo colectivo frente a lo individual.

El positivismo favorecio la asimilacion de tendencias Europeas, principalmente del realismo y del naturalismo frances, Representado por  Émile Zola  (1840-1902), afianzandose desde esta corriente cierta oposición al romanticismo que comenzó a desarraigarse cuando algunos intelectuales, partieron de una recuperación evidente de los elementos nacionales empiezan a asumirse y a valorarse desde la escritura costumbrista:

Producto de esa valoracion, el positivismo refuerza su influencia ideologica y se convierte en un efectivo catalizador de las tendencias literarias familiarizadas con el costumbrismo.

En este es el marco de proyectos y practicas concretas en lo politico-ideologico y en lo educativo, se involucro el intelectual merideño, que seria para aquella epoca uno de sus más vivaces y atentos criticos.






                                                              

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